Con todo respeto

Este es un texto real y me pareció d e l i c i o s o. Chequen:

"Durante el mes de julio celebramos el Bar Mitzvá de nuestro hijo con toda la importancia, emoción y emotividad que este suceso implica en la vida de toda familia judía.

En la comida que se realizó el domingo comenzamos a bailar con gran alegría el Mazal Tov, sin embargo el final fue muy triste ya que dentro de los juegos o bailes celebrativos hicieron uno llamado “el helicóptero”, en el que dos varones giran corriendo y dos vuelan con el impulso y la velocidad que esto implica. Mi hijo y su amigo salieron volando, su amigo cayó encima de mi sobrina de cinco años lastimándola y obteniendo un chichón, pero gracias a D’os no llegó a mayores; simultáneamente mi hijo salió volando hacia el otro lado aterrizando en la pista boca abajo, por lo que se golpeó la frente y nariz en seco. Después del sangrado, perdió la memoria a corto plazo por unos instantes y por el dolor y la hinchazón nos vimos ante la necesidad de llevarlo al hospital. Bendito el cielo sólo tuvo una fractura en la nariz. Al llegar el cirujano plástico le puso anestesia local, le acomodó la nariz y le pusieron yeso.

Al llegar a mi casa agradeciéndole a D’os que mi hijo estaba bien, me sentía frustrada, no lograba comprender por qué, cómo o cuándo, pero la realidad es que nosotros como adultos lo presenciamos y lo permitimos, como si lo avaláramos. No podemos cerrar los ojos ante el riesgo que estos juegos implican poniendo en peligro la salud física y mental de nuestros familiares y amigos.

He de confesarles que el verme en el espejo con mi peinado intacto y mi vestido reluciente, no me lo quería quitar. Sentía que me faltaba ensuciarlo y arrastrarlo, disfrutar y haber bailado el Mazal Tov con mi hijo, ya que no me fue posible y aunque quisiera regresar el tiempo, no lo puedo hacer".


Nota de la Mugrali:
Adoro la pasión y el fervor con el que varias mujeres judías viven su rol de madre, miren yo como mujer sé lo que conlleva decir: Hubiera preferido trapear el piso con mi carísimo peinado de salón con tal de que mi chiquillo no se hubiera roto la nariz. ¡¡Eso es amor chingao!!!